Hace pocos días
Emilio Lledó fue reconocido con el premio princesa de Asturias de Comunicación
y Humanidades. En uno de sus discursos recalcó la necesidad de que no se aparten
las humanidades en los estudios obligatorios, por ejemplo la filosofía. Lledó
señaló que “Dejar de lado la filosofía supone un error garrafal, por que este
saber ha sido siempre la conciencia crítica en el seno de cada época”.
¿La filosofía es
útil? Con esta pregunta nos podríamos estar discutiendo horas y horas, pero
resumiendo yo diría que sí. Todos los conocimientos adquiridos en nuestros
primeros estudios (ya sea en primaria o secundaria) son fundamentales para
aprender a tener una actitud crítica y una opinión propia, es decir, a crecer
como personas. Entre estos conocimientos entraría la filosofía. Pero en toda
historia hay el malo de la película, y en este caso sería la Ley Lomce (también
conocida como Ley Wert). Entre muchos otros detalles, esta ley promueve eliminar
en 4º de la ESO la asignatura de Ética (parecida a filosofía) y que en segundo
de bachillerato ya no sea obligatoria para todos los alumnos si no, solo
optativa para alumnos de ciencias sociales y humanidades. En primero de
bachillerato se cambiaría el temario e incluso incluiría un apartado sobre desarrollo
de empresas, y sí, os podéis reír de este último y novedoso apartado filosófico.
La filosofía,
amigos, nos enseña a cuestionarnos el mundo, a formularnos preguntas que ni
siquiera sabíamos que se podían preguntar. Con estos cambios, que de bien
seguro hay muchos más que podría resaltar, tengo la sensación que se ponen
obstáculos al desarrollo de todo ser humano, se ponen dificultades al pensar de
cada uno.
¿Es que no es lícito
que cada uno aprenda a pensar individualmente? El hecho de que se aparten
aprendizajes no tan “matemáticos” o “empresariales” (este último ha sido
potenciado por la ley) me hace reflexionar que se quiere robotizar a la población,
si no, ¿para que evitar que se conozcan grandes pensadores como Plató o
Aristóteles, que se cuestionaban absolutamente todo lo que les rodeaba? ¿Es
malo cuestionarse la situación actual, poner en duda al poder político o a la organización
social, como hacían grandes filósofos?
La libre opinión es
un derecho dicen, pero parece muy fácil modificar qué entra en una cabeza y qué
no, y qué podemos pensar y qué no. Por suerte, existen personas como Emilio
Lledó o el colectivo de profesores luchando contra la Ley Lomce que no pierden
la esperanza.
¡Un abrazo!
M.
M.
No hay comentarios:
Publicar un comentario