10/11/15

AMANTES DE LO COTIDIANO

Somos seres rutinarios. Todos y cada uno de nosotros tenemos una rutina cotidiana a la que, sin querer, amamos.

Defendemos que de vez en cuando nos gustan los imprevistos pero que, por favor, no nos quiten ese café de cada mañana. Decimos que nos gustan las sorpresas pero que no nos roben nuestro tiempo inútilmente al que cada día dedicamos a lo mismo. Nos encanta el placer de abrir la puerta de aquello al que llamamos hogar y pensar: “que bien, ya estoy en casa”. Nos tumbamos en el sofá normalmente a la misma hora cada día y no podría describir con palabras como nos gusta esto después de aquél día tan duro. Arreglarnos nos captiva, pero que nada ni nadie nos robe esos zapatos tan cómodos que llevamos cada día.

La rutina nos da estabilidad. Echamos en falta nuestra cotidianidad cuando estamos fuera del que llamaríamos “zona de confort” o “nuestro territorio”. Porque esa “zona de confort” nos hace sentir seguros y que estamos como en casa, pero de verdad, amigos amantes de lo cotidiano; a veces que te alteren tu cotidianidad te hará abrir los ojos, te permitirá tomar aire fresco y te dará nuevas visiones. Porque, en realidad, ¿qué es nuestra casa, nuestro hogar, nuestro territorio? ¿una vivienda? ¿otra persona? ¿nuestros propios huesos?

La desconexión y los cambios tienen cosas que no nos gustan pero siempre, siempre nos van a aportar algo nuevo ¿y para que estamos aquí si no es para intentar aprender a vivir?

Lo más curioso es que una vez adaptados a un cambio se vuelve a convertir en cotidiano y rutinario porque estamos hechos para ser amantes de lo cotidiano, y no podemos evitarlo.


Con amor desde un tren de este maldito mundo,



M.

No hay comentarios:

Publicar un comentario